Porqué la diversión en el trabajo mejora la productividad

A pesar de los avances tecnológicos y la aplicación de herramientas de automatización, los equipos siguen siendo los que los que marcan la diferencia en las organizaciones. Y, según parece, el incremento de productividad y la reducción del absentismo de los equipos, está directamente relacionada con su grado de felicidad.
Un estudio de la Universidad de Warwick reveló que el estado de «felicidad» en el lugar de trabajo se vio recompensada por un incremento del 12% en la productividad, mientras que los trabajadores descontentos resultaron ser un 10% menos productivos y creativos.
Una de las explicaciones de porque esto sucede esta en el equipo, ya que las emociones positivas compartidas fortalecen los vínculos entre los seres humanos, y esto a su vez, se traduce en la mejora de desempeño en conjunto.
Fundamentalmente incrementamos la confianza en el otro, eliminando el “miedo” de la ecuación. Ese miedo inherente a la competencia mal entendida por ser el mejor en “lo mío” y a que «me robe el puesto de trabajo». Al parecer además, cuando estamos más felices, tenemos más energía y nos enfocamos más.
El estudio también muestra que las empresas que invierten en el apoyo y la satisfacción de los empleados logran trabajadores más felices y productivos, como es el caso de Google, en donde la satisfacción del empleado aumentó un 37%, como resultado de estas iniciativas, lo que sugiere que los incentivos económicos no son suficientes para hacer que los empleados sean más productivos.
Vale, no todos los somos Google, pero eso no significa que no podamos diseñar el tipo de empresa que queremos (sobre todo porque será en la que trabajemos a diario…).
El proceso y los beneficios
Los investigadores sugieren que reír podría disminuir las probabilidades de un ataque al corazón, fortalece el sistema inmunitario, y además es económico y eficaz ya que se contagia con facilidad.
Lo interesante es que el proceso de identificar si algo es gracioso o no, no es barato en términos de energía para nuestro cerebro ya que intervienen muchas partes.
El proceso comienza en el lóbulo frontal del cerebro, que es responsable de nuestras respuestas emocionales. Así, mientras que el lado izquierdo es el responsable de interpretar las palabras y la estructura de una «broma», el lado derecho determina si esa broma es divertida o no.
Además, el sistema límbico en el centro del cerebro que contiene la amígdala y el hipocampo y procesa las emociones más básicas (como por ejemplo la sensación de hambre o miedo), también se activa cuando vemos u oímos algo gracioso.
Esta actividad estimula finalmente la región motora del cerebro, y eso es lo que produce la reacción física de la risa y la representación vocal del sonido.
Pero esto no es igual para todos los trabajadores. Según un estudio realizado hace poco por una empresa de servicios de recursos humanos, reveló que aquellos empleados más jóvenes que logran divertirse tenían menos bajas por enfermedad.
Concretamente, fuera de los Millennials, el 56 % de los participantes entre 55 y 60 años estuvieron de acuerdo en que era importante para ellos, pero solo un 14% cree que divertirse en el lugar de trabajo los haría más productivos.
Las estadísticas en los días de bajas por enfermedad o lesión se vieron afectadas en los encuestados que declaraban pasárselo bien en el trabajo. Un 62% de estos empleados no habían tenido días de baja en los últimos tres meses.
Por el contrario, el 58 por ciento de los que no habían experimentado «diversión» en el lugar de trabajo, había tenido bajas por enfermedad durante 11 días o más.
La sensación, en muchas de las empresas que visito, es que todavía no hemos aprendido, o tal vez nos falte información, a realmente hacer el cambio de chip desde la primera revolución industrial. O quizás, como veríamos antes, sea una cuestión de cambio generacional.
Hace casi 30 años que venimos escuchando sobre los beneficios de las estructuras horizontales y la política de puertas abiertas, pero la realidad es que los equipos que me encuentro en general siguen funcionando con el incentivo del miedo.
No podemos negar que en la era donde la experiencia del cliente es una variable clave de diferenciación estratégica competitiva, el cómo nos ocupamos de nuestro equipo, afecte a nuestra cuenta de resultados.
Hace tiempo leí un artículo de Business Insider que decía que los seres humanos reímos o sonreímos alrededor de 17 veces al día. Sinceramente creo que se referían a otro país, porque de lo contrario, tendríamos muchos mejores índices de Customer Experience por aquí.
Tal vez el primer problema esté en como hayamos diseñado el tipo de empresa que queríamos. Porque, si no hemos definido o diseñado ese ideal de empresa y simplemente ha ido creciendo en función de la demanda, nos encontraremos con una organización reactiva que sirve pedidos, casi como cualquier otra.
Al fin y al cabo es una cuestión de confianza en la dinámica de grupo y en cómo hemos diseñado el tipo de empresa que deseamos, quedando excluidos aquellos que no se adapten.
La «diversión» en si no tiene por qué se costosa para la empresa; podría simplemente tratarse de incentivar eventos en común como la celebración de cumpleaños en la oficina o incentivar tareas colaborativas relacionadas con el trabajo. Curiosamente ayudar a otros, también genera felicidad.
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Super interesante el post!!!
Gracias Maria José!